No se si a ustedes les pasa, pero a mi me encanta ir haciendo recortes y guardando notas. Ahora me encuentro con esta que no ubico bien si es algo que tomé de Otto Klepner o de Rubén Treviño, de todas formas son unas reflexiones muy interesantes.
Les invito a compartirlas y… si se animan, a comentarlas en mi Facebook de “La época dorada”.
En el siglo XIX es cuando se consolida y extiende la publicidad debido al desarrollo de una economía plenamente capitalista en gran parte de los países occidentales.
El cambio operado en el sistema económico fue determinante para la publicidad, tanto como la aparición de una nueva prensa popular e industrializada que a su vez necesitaba a la publicidad.
La revolución industrial también llegó a la prensa, con la introducción de nuevas tecnologías: rotativas, linotipias, máquinas de vapor para suministrar fuerza, etc.
Comprar y mantener una serie de instalaciones y máquinas de esta magnitud era caro, así que para mantener los ingresos había que aumentar el tiraje de los periódicos, lo que no era difícil desde el punto de vista de los potenciales lectores. Las capas sociales que participaban en la vida política eran cada vez mayores; la pequeña burguesía desembarcó en la vida política y exigía información sobre la actualidad. Se trataba de un mercado para la prensa relativamente grande y virgen.
Las mayores tiradas permitían utilizar la nueva maquinaria de forma intensiva, pero aún existía un problema, el precio del ejemplar era muy alto para la población media.
Fue un francés, Emile de Girardin, el que dio con la solución al problema del precio: creó una publicación periódica vendida a través de suscripciones populares, bautizada La Presse. Con la cantidad que pagaba el lector solo se podía costear el papel, los impuestos sobre este y el correo para el envío, así que recurriendo a la publicidad como fuente de financiación, se podían pagar el resto de gastos y obtener beneficios, por lo que se crean espacios especiales reservados para publicidad, normalmente la última página. Fue la primera vez en la historia que la publicidad se consideró un elemento de financiación esencial en la economía. La Presse apareció en el mercado en 1836, y obtuvo un éxito sin precedentes que le permitió contar con más de 10.000 suscriptores en solo 6 meses.
La fórmula cuajó primero en Francia y un poco más tarde en todo el mundo. En España, el primer ejemplo de esta nueva prensa apareció en 1853 con la correspondencia de España, cuya última página se arrendaba en 1.000 pesetas diarias de publicidad, cifra muy considerable para la época.
Si Emile Gerardin fue el creador de una nueva relación entre prensa y publicidad, serán dos magnates norteamericanos, Benjamín Day y Gordon Bennett, los que mayor impulso dieron a la nueva prensa popular apoyada en la publicidad. Ambos crearon diarios de un marcado corte sensacionalista que fue el modelo de prensa popular durante muchas décadas.
Aprovecho para compartirles que desde mi punto de vista, la publicidad contribuye mucho a la fortaleza de los medios de comunicación sin los cuales, como bien sabemos, la libertad se pone en riesgo. Seguiremos en contacto, Si a Dios le parece.